Actualizado 21-Febrero-2019
Aspectos de la Cultura Rom (Gitanos) Colombia
Tomando en cuenta los ítems planteados por los convocantes a este significativo ciclo de conferencias sobre diversidad cultural y diálogo de saberes, llamado “Sabores y Saberes de Nuestras Culturas”, a continuación se hace una somera presentación de algunos aspectos del patrimonio cultural e intelectual del pueblo Rom (Gitano) de Colombia:
Convivencia armónica ROM
La Kriss Romaní, también conocida como Romaniya, es lo que popularmente se conoce como la “Ley Gitana”. Este sistema jurídico o, para decirlo en términos de la legislación colombiana, jurisdicción especial, es un significativo elemento identitario de nuestro pueblo que nos caracteriza y define ante otros pueblos.
A través de la Kriss Romaní nuestro pueblo resuelve, mediante la fuerza de la palabra, los conflictos, tensiones y problemas de toda índole que se presentan al interior de nuestro pueblo y que involucran a personas y grupos familiares étnicamente Rom.
La administración de justicia se lleva a cabo en una Kriss o tribunal conformado por nuestras autoridades tradicionales, llamadas sere romengue. Puede decirse que el propósito fundamental de la Kriss Romaní es, entonces, el de preservar y restablecer cuando se ha quebrado, la kintala, entendido este concepto como el equilibrio y el balance de nuestra sociedad.
Un dispositivo importante de control social que contiene la Kriss Romaní, es lo que se denomina como marimé. El marimé no es otra cosa que el estado de impureza en que cae un hombre o mujer Rom que desestructuran, ya se conciente o inconscientemente, la kintala. Para poder salir de ese indeseable estado de marimé, el infractor tiene que desplegar todos sus esfuerzos para resarcir los daños que su proceder haya podido ocasionar a toda la kumpania.
Es preciso destacar que si bien una infracción u ofensa puede recaer sobre un patrigrupo familiar específico, el restablecimiento de la kintala concierne a toda la red de patrigrupos familiares que por haber construido alianzas ya sea familiares o económicas, constituyen el entorno comunitario más inmediato y cercano, es decir la kumpania.
Medio ambiente ROM
Como nómade e itinerante que es, el pueblo Rom establece con los entornos natural y cultural en los que fluye o se asienta, unas relaciones que se pueden llamar liquenistas, en razón a que toman del medio lo que necesitan para la sostenibilidad de su cultura y forma de vida, a la vez que en reciprocidad le hacen una retribución a través del desempeño de sus artes, oficios y conocimientos ancestrales.
La imagen del Rom que llega a un lugar para arrasar con todo y después irse, es estereotipada y producto de la imaginación de periodistas y escritores que no conocen a nuestro pueblo. Como es bastante probable que en su amplia itinerancia y movilidad los Rom puedan retornar a lugares en que, ya sea ellos u otros patrigrupos familiares emparentados, ya han estado, los Rom se cuidan mucho de no establecer malas relaciones y vínculos en los territorios por donde pasan o en donde transitoriamente viven.
De otro lado, se advierte que gran parte de los conocimientos tradicionales que caracterizan al pueblo Rom, se han elaborado históricamente a partir de una cuidadosa observación del mundo natural del cual, no está demás decirlo, la sociedad Rom no se siente divorciada. Sus profundos conocimientos sobre los poderes terapéuticos de las plantas, sobre las propiedades de los metales o sobre las artes mágicas y adivinatorias, son una evidencia del conocimiento que los Rom han adquirido de la naturaleza, a la cual respetan por ser el lugar donde se encuentran los mulé, espíritus de sus ancestros.
Mitos, arte y cultura ROM
Como provenientes del norte de la India, de donde irrumpimos en el año mil de la era común para itinerar por todos los países del orbe, nuestro arte y nuestra cultura tienen impregnada una huella que delata nuestro origen en Oriente. En ese sentido, una presencia de algo más de quinientos años en América y en Colombia, en lugares en donde nos encontramos desde la época de la dominación hispánica, no han borrado los sabores y saberes que nuestro pueblo trajo de Oriente.
Pese a que en su periplo por el mundo, el patrimonio cultural e intelectual del pueblo Rom se ha enriquecido a partir del contacto con otros pueblos y culturas, la esencia de nuestro ser, sentir y pensar se han mantenido incólumes a lo largo de diez siglos.
Es así como nuestra enorme capacidad de adaptación ha posibilitado que nuestros valores identitarios más preciados, zakono, y nuestras señas nacionalitarias más relevantes, romipen, antes que debilitarse y diluirse, se afirmen en el permanente interactuar con “los otros”.
Puede decir que los Rom nos caracterizamos por poseer un especial sentido de la estética, tanto física como artística, que ha llevado, por ejemplo, a que nuestra música y nuestra danza tengan un reconocimiento mundial por su inmenso colorido y su contagiante alegría y que la enorme riqueza de nuestros paramichi, historias tradicionales, hayan influido también en la literatura universal.
Además de los que ya se han mencionado a lo largo de esta reflexión, el pueblo Rom se configura también a partir de la presencia de los siguientes elementos culturales: i) “se es Rom por derecho de nacimiento”, ii) tradición nómade y reconversión en nuevas maneras de itinerar, iii) sui generis conciencia histórica fundada en una conciencia del eterno presente, iv) vigencia de nuestra propia lengua, shib romaní, v) organización social basada en la configuración de grupos de parentesco o patrigrupos, vi) articulación del sistema social a través de linajes patrilineales, vitsi, dispersos independientes y autónomos, vi) existencia de autoridades propias o sere romengue, entre otros.
Espiritualidad y conocimiento ROM
Con el riesgo que toda simplificación entraña, se puede decir que la cosmovisión de nuestro pueblo se caracteriza por lo siguiente:
● Un amplio sentido de la no planificación: Nociones como planificación y planeación son extrañas a nuestra cosmovisión, de ahí que sea mucho más asertivo hablar de proceso, en el sentido de un fluir espontáneo de la existencia y de la vida de nuestro pueblo. Antes que planificar para organizar el mundo, nuestro pueblo prefiere perderse en el turbulento discurrir de la vida y de la existencia.
● Conciencia del eterno presente (dinámica del aquí y del ahora): Puede decirse que para los Rom el pasado y el futuro carecen de importancia, no existen. Estos momentos sólo tienen significación en la medida en que se articulen dinámicamente al presente que, definitivamente, es nuestro tiempo.
● Sostenibilidad de una forma de vida y de una cultura en contextos urbanos: Los Rom nos hemos visto precisados a sobrevivir en los pequeños resquicios que la sociedad no Rom, gadyi, no utiliza ni le interesa. Nuestro pueblo ha podido pervivir en medio de grandes adversidades y ello lo ha llevado a desarrollar una amplia gama de habilidades para hacerle frente a las dificultades y trascenderlas creativamente.
● Prestigio del gastar y de la no acumulación: Los Rom tenemos inherente un sentido de no acumulación de riquezas y de no ahorro de dinero. El prestigio de un Rom se funda no en acumular sino en gastar y compartir con toda la kumpania. La acumulación de bienes y ahorro de riqueza son signos mal vistos por nuestra sociedad.
● Acendrado apego a la libertad y a la independencia: Los Rom no mantienen ataduras con ningún lugar ni establecen relaciones estables y duraderas con nadie distinto a los miembros de las kumpeniyi cercanas. La libertad y la independencia se traducen en la amplia movilidad geográfica (nomadismo), que es un sinónimo de un buen “nivel de vida.
● Subversores de la lógica y la racionalidad occidentales: Nuestra cosmovisión se fundamenta en una racionalidad muy diferente a la de la sociedad gadyi. Mientras esta valora el orden referido a jerarquías preestablecidas, nuestro pueblo le apuesta al caos creativo. El caos es camino o, como ya se dijo, proceso en el que se reconoce que el curso espontáneo de las cosas es lo único capaz de generar armonía.
● Horizontalidad de la organización social: Pese a ciertas diferencias de tipo económico entre grupos familiares, la sociedad Rom puede definirse como igualitaria y horizontal. Al interior de nuestro pueblo no hay jerarquías y cada autoridad manda en su grupo familiar. Aquel que pretenda ostentar un liderazgo por encima de los demás, queda en estado impuro, marimé.
● El dinero, lové, como puente de interrelación con “los otros”: Pese a la fascinación que el dinero ejerce sobre nuestro pueblo, hay que destacar que el simbolismo que tiene es muy diferente al que le asigna la sociedad gadyi. En los gadye el dinero y su acumulación afianza el individualismo, el egoísmo, la insolidaridad, en tanto que para los Rom implica tanto la posibilidad de establecer relaciones más equitativas con la sociedad mayoritaria como de mantener nuestra cohesión como pueblo.
Para saber más del pueblo Rom de Colombia:
La organización representativa del pueblo Rom es el Proceso Organizativo del Pueblo Rom (Gitano) de Colombia (PROROM), a donde se pueden comunicar para buscar mayor información: prorom@ami.net.co / viamultiple@hotmail.com
Se recomienda la siguiente bibliografía, editada por los propios Rom, que contiene una visión endógena, alejada de estereotipos:
PROCESO ORGANIZATIVO DEL PUEBLO ROM (GITANO) DE COLOMBIA, (PROROM). Tras el Rastro de Melquíades. Memoria y Resistencia de los Rom de Colombia. Colección “O Lasho Drom No.4”. PROROM. Bogotá, D.C. 2005. [168p.].
VENECER GÓMEZ FUENTES, JUANCARLOS GAMBOA MARTÍNEZ y HUGO ALEJANDRO PATERNINA ESPINOSA. Los Rom de Colombia: Itinerario de un Pueblo Invisible. Colección “O Lasho Drom No.2”. Suport Mutu. PROROM. Bogotá, D.C. 2000. [268p.].
Publicado 07-Agosto-2010